Hablaremos de cómo transmitir la literatura a los niños, porque no saben leer bien y somos nosotros los que se la transmitimos, pero a su vez ellos también son transmisores para sus compañeros.
Hay tres formas de transmisión literaria, con sus variantes:
La primera son los cuentacuentos que consiste en narrar una historia sin apoyo visual, sin el libro, sin enseñarlo. Normalmente esta forma de transmitirlo se relaciona con los cuentos folclóricos porque se narran. Además de la palabra tener en cuenta la entonación, no hace falta que les hablemos gratando y muy despacio como se suele hacer con los pequeños, ¡que nos entienden perfectamente si les hablamos normal! Es la forma más antigua de transmisión de literatura. Su objetivo principal es que desarrollen la imaginación las personas que escuchan, esta es la forma en la que más se desarrolla. Se da la oportunidad de que cada uno se lo imagine, dependiendo de sus referentes.
Una de las variantes consiste en que los niños escuchen la historia con los ojos cerrados para que puedan hacerse una película interior y no se distraigan.
Es algo obvio decir, por lo tanto, que es fundamental que introduzcamos el cuentacuentos en el aula. Y será mejor que no tengan referentes visuales de los cuentos que les contamos para que así puedan imaginárselo ellos.
Pero eso sí, tenemos que distinguir entre cuentacuentos para niños y cuentacuentos para adultos, estos últimos se han vuelto a poner de moda, por ejemplo en Madrid hay una sala que se llama Libertad 8 en la que ciertos días hacen cuentacuentos. Puedo decir que está muy bien, yo fui una noche a ver uno y me encantó, lo disfrute mucho y la verdad es que tengo muchas ganas de volver, os recomiendo que vayáis, es una sala chiquitita pero se pasa genial y todo parece muy familiar.
En cuanto a esto, tenemos que pensar que, si queremos hacer alguna vez un curso de cuentacuentos, la mayoría son para adultos y tener en cuenta que los cuentacuentos para adultos no tienen las mismas características que los de los niños. En esos cursos realmente te enseñan a aprender un texto de memoria y a representarlo ya que el cuentacuentos para adultos es como un monólogo teatral, es una representación y está todo ensayado. Cuando preguntan al público suelen ser preguntas retóricas. Pero los cuentacuentos para niños pequeños no puedes ser así, no se puede ensayar, hay que interactuar con el público, cuando se les pregunta las preguntas no son retóricas, se espera que contesten, e incluso que haya varias respuestas. Es normal que te paren y te pregunten algo.
Otra diferencia que hay entre los cuentacuentos de sala (adultos) y los de los niños es que en el caso de los de sala se presta mucha atención a no tener muletillas y con los niños las usaremos sin darnos cuenta para mantener la atención del receptor (¿vale?, ¿entendéis?).
En los cuentacuentos para niños lo no sólo tenemos que interactuar verbalmente sino también visualmente para saber si lo que les estoy contando les interesa o les aburre. Si les gusta lo alargaremos pero si les aburre haremos todo lo contrario, acortarlo. Sobre todo tenemos que crear intriga, esto lo haremos quedándonos parados o bien preguntamos ¿a que no sabéis lo que pasó? Así les tenemos emocionados, les sorprendemos, creamos intriga.
Tenemos que ser también muy expresivos, así también mantenemos la atención, hacer los gestos y expresar lo graaande que es algo y lo chiqutiiito que es otra cosa… e incluso ser muy expresivos con la voz. Pero esto no quiere decir cambiar las voces, no es algo que favorezca la comprensión de los niños, sí que puede hacerse, pero siempre y cuando nosotros podamos hacerlo realmente bien y que se diferencien, también tenemos que medir nuestras posibilidades.
Podemos usar en el cuentacuentos algunas indicaciones que son más que nada ornamentales de adorno, por ejemplo: si les vamos a contar un cuento de las mil y una noches puedo llevarme un pañuelo para ponérmelo como si fuera árabe. Incluso en algunos centros la profesora se viste de un personaje siempre que va a contarles un cuento y los niños pueden llamarle. U otro ejemplo, que nos contó una compañera de clase, Clara, a la hora de contar un cuento en el aula siempre se ponían un gorro e interactuaban con él. También puede jugarse con la magia, ir hacia una caja y si por ejemplo te pones una nariz de payaso anticipan que el cuento va de eso. Así se cambia el ambiente del aula.
Podemos hacerlo también con una marioneta, que ésta sea un apoyo, contar el cuento a través de ella pero no representar la historia con diferentes marionetas ya que esto no es un cuentacuentos sino una representación.
Pero básicamente las variantes que vayamos a utilizar van a depender del cuento que vayamos a contar y de los niños que lo vayan a escuchar.
Lo que tenemos que hacer es leer el cuento y pensar como lo vamos a adaptar, al principio ensayarlo un poco en casa pero en el aula no saldrá igual porque puede ser que los niños se metan mucho, que pregunten o que alarguemos más algunas cosas. Tener en cuenta que si hay una fórmula que se repite, como por ejemplo en la “Ratita presumida”, memorizarla bien. Pero hemos de saber que lo mejor es la naturalidad, siempre lo es.
La segunda forma es la narración con libro, esta es la estrategia que más usamos en el primer ciclo de infantil y aunque ya se pueda compaginar con más cosas también se hará en segundo ciclo.
Consiste en enseñar el libro y en vez de leerlo literalmente lo vamos contando pero señalando las ilustraciones para que los niños se fijen en ellas, aunque son tan graciosos que a veces no hace falta e incluso se fijan en cosas minúsculas que aparecen en el dibujo y te lo dicen.
En este caso sí hay apoyo visual y tenemos que tener en cuenta que los niños tienen que ver el libro, lo ideal es que los libros sean grandes, como el cuento que pudimos ver en clase de “adivina cuanto te quiero”. Pero en el caso de que tengamos un cuento que sea pequeño y queramos contárselo, lo mejor es escanear los dibujos, lo imprimo más grande y lo guardo en una carpeta de forros.
Esta es la estrategia que más se usa en el primer ciclo porque tienen menos capacidad de comprensión oral y la referencia visual les ayuda mucho a seguir la historia y comprenderla, además así estamos ayudando a que desarrollen el pensamiento icónico (capacidad que tiene el ser humano de identificar, descodificar y comprender iconos que son imágenes que representan realidades), pero esto no significa que no podamos hacer cuentacuentos con ellos, ¡claro que se puede! Pero obviamente cortos.
Tienen que aceptar que hay elementos que representan la realidad pero no es la realidad.
Lo que no desarrolla tanto una narración con libro es la imaginación por lo tanto en la medida de lo posible lo mejor es alternar estrategias.
Para prepararlo tenemos que leernos el libro y dejarnos llevar y si dejamos participar a los niños mucho mejor porque enriquecerán mucho la historia.
Los cuentos de regazo han de ser narraciones con libro y los niños lo van tocando. Aunque es la estrategia que cuanto más mayores van siendo menos les gusta.
La tercera y última estrategia es la lectura y no debemos emplearla en el primer ciclo de infantil, es mejor para el segundo, porque en este ciclo el niño ya sabe lo que es leer, a lo mejor no sabe leer en sí pero sí entiende el concepto. Cuando leemos cuentos les estamos dando un modelo de lectura, lo que ellos van a tener que aprender a hacer.
El modelo de lectura normal es leer literalmente lo que dice el texto. Los textos interesantes para leer son los de autor y por supuesto los mejor escritos.
Al ser un modelo de lectura debemos evitar cambiar las voces de los personajes porque cuando leemos nosotros no les estamos cambiando las voces.
Tenemos que buscar una lectura expresiva con una pronunciación y entonación adecuada, no con la típica de infantil y sin poner tonillos en las interrogaciones que nos entienden perfectamente si les hablamos normal, además de pararse en los puntos…
Las ilustraciones es mejor enseñarlas después de la lectura y así fomentamos la paciencia y la imaginación porque al no verlas según estamos contando la historia ellos se la imaginan y después enseñamos las imágenes para que vean los personajes reales.
Para niños de 3 – 4 años es bueno escanear las imágenes y poner el texto detrás para que así ellos puedan ir viendo las imágenes y tú puedas leer.
HAY ALGO FUNDAMENTAL Y ES QUE TENEMOS QUE DESARROLLAR EL VOCABULARIO EN EL NIÑO, CON LO CUAL NO PODEMOS DECIR, HOY OS VOY A CONTAR UN CUENTO Y DESPUÉS LEERLO O DECIR QUE LO VAS A LEER UN CUENTO Y DESPUÉS CONTARLO. ¡LEER Y CONTAR SON COSAS DISTINTAS!
Lo ideal es que antes de empezar a leer o contar un cuento se cree interés, lo ideal es crear ambientación mágica como por ejemplo: me han contado un cuento… Crear una introducción para motivar a los niños, crear una sensación mágica. Luego lo contamos y cuando lo acabemos los niños harán comentarios y exclamarán cosas, quieren hablar del cuento y tenemos que darle esa posibilidad. Después de lo que lo comenten haremos preguntas subjetivas: ¿os ha gustado? ¿Qué os ha gustado? ¿Alguna vez os ha pasado esto? ¿Os ha gustado este personaje? E incluso para darles la posibilidad de ser protagonistas, ¿Queréis cambiar el final? Son preguntas generales. Cuando volvamos a contárselo quizá sí podamos hacer preguntas más concretas para ver su comprensión. Los niños es obvio que la primera vez no se enteran de todo, con lo cual no podremos hacerles preguntas concretas, pero esto también nos pasa a nosotros, cuando volvemos a leer algo nos enteramos con más detalle de todo.
Sabía que estas tres maneras de transmitir a los niños existían pero me ha gustado mucho conocer diferentes variantes. Espero poder ensayar mucho cada una de las formas para en un futuro saber contar y leer cuentos adecuadamente y que los niños disfruten con mis historias.
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